Pies en los zapatos
Mi camino está plano porque hago de los obstáculos mis zapatos, meto las piedras del camino en ellos y si queda algo de suciedad no volteo a mirarla de nuevo. Porque no ver es como no saber, como olvidar. Por eso si vuelvo la mirada, no la bajo; y si la llego a bajar, miro hacia el frente. Pero no veo mis pies, más que para meter dentro de mis zapatos las piedras. Aunque no veo los pies, veo mis zapatos. Siento los pies, pues sigo caminando. Siento los pies, pues los estoy tocando. Pero mis ojos ven el calzado, y me intento convencer de que esos son mis pies. Así que sigo mi camino, de frente hacia un cielo despejado y un sol brillante; pero sin nubes que bloqueen el camino, ni montañas que alteren el paisaje, y una vía escabrosa que iré metiendo a mis zapatos.