Pies en los zapatos

 Mi camino está plano

porque hago de 

los obstáculos 

mis zapatos,

meto las piedras

del camino 

en ellos

y si queda algo

de suciedad

no volteo a mirarla

de nuevo.


Porque no ver es

como no saber,

como olvidar.


Por eso si vuelvo

la mirada, 

no la bajo; 

y si la llego a bajar,

miro hacia el 

frente.


Pero no veo mis pies,

más que para meter

dentro de mis 

zapatos

las piedras.


Aunque no veo los pies,

veo mis

zapatos.


Siento los pies, 

pues sigo caminando.

Siento los pies,

pues los estoy tocando.


Pero mis ojos ven

el calzado,

y me intento convencer

de que esos son 

mis pies.


Así que sigo mi 

camino, 

de frente hacia un cielo

despejado y un 

sol brillante;

pero sin nubes que 

bloqueen 

el camino, ni 

montañas que alteren

el paisaje, 

y una vía escabrosa 

que iré metiendo a mis

zapatos.

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