Limpia

Escupí todo lo que sobraba en mi

boca.


Limpié mi lengua de la suciedad

que la había manchado.


Esta cara cenicienta la puse ante 

el agua tórrida de la tempestad,

para así liberarla de cualquier 

vestigio de negrura anómala.


Aseé mi cuerpo en la corriente del 

río,

que se llevó toda minuta de mugre

a otro lugar que no sea 

yo.


Sólo quiero estar limpio de todo

el polvo, la tierra, el veneno,

que implica el estar 

vivo.


Quitar toda inmundicia que anega mi 

cuerpo,

y así regresar a la limpidez inherente,

natal y esencial.


Desprenderme del olor que esto implica,

para así liberarme de todo lo que

me impide

avanzar sin recular.


Y poder así presentarme sin mácula

ante todo lo que me importa

en esta vida terrenal:

Yo.

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