Nada

 Mi mente, vacía, hueca; 

los sesos devanándose 

hasta regresar al mismo punto.


Mi corazón oprimido,

latiendo sin sonido y sin ton ni son;

bajo el techo de la insufrible

conmiseración de mí mismo.


Mis pulmones llenos de aire y humo,

vacíos como mi mente 

y retorciéndose como mis ideas que,

poco a poco desaparecen bajo la 

inminente insatisfacción de la nada.


La nada que no es, 

que nunca será;

y que nunca dejará de ser

para nada dejar.


Sólo abismos, profundos y negros;

y cielos infinitos, oscuros y moteados

con la clara claridad de pequeños fragmentos

de polvo y luz.


Porque sin todo no hay nada,

pues si no hay algo, 

la nada se vuelve todo.


Y, ¿a qué llegué? A nada;

sólo mi mente vacía: con nada;

mis sesos regresando al mismo punto;

mi corazón dejando de latir,

y mis pulmones vaciándose de nuevo.

De nuevo a la nada.


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